Luis Novaresio

Algunas instrucciones para desear feliz cumpleaños

Sitúo el día de la celebración del cumpleaños en el terreno de las incertezas.

Es cierto que viví mucho tiempo atenazado por las incertezas.  Me provocaban incomodidad.  ¿Cómo es esto de poder observar un mismo hecho con el cristal de una mirada en un sentido y, a la vez, con el cristal del sentido opuesto? Soy hijo de la facultad de derecho en donde todo tiene una teoría objetiva, una teoría subjetiva y, cómo no, una teoría híbrida o ecléctica.   La incerteza obliga a pensar. A salir de la comodidad de “lo que es”, “de lo que debe ser”, de “lo que se espera ha de ser”. 

Celebrados unos cuantos cumpleaños, aprendí, hasta que se demuestre lo contrario, que la incerteza genera movimiento.   Obliga a desplazarse para vivir alguna de las opciones asumiendo el riesgo de la pérdida de la no transitada. 

Dudar es vivir más plenamente.  Porque la duda supone perseguir el deseo.  Y ya se sabe que el deseo no sólo nunca se alcanza, porque obtenido pierde atractivo, sino que tampoco se sabe con precisión cuál es. 

No tengo certeza de si el día de cumpleaños es un día de celebración por lo ya vivido o por lo que viene para vivir.  

Solía desear “feliz para adelante” a los que cumplían años creyendo que les auguraba más futuro. Hoy, y sólo hoy, pienso que era un pretencioso colmado de fantasías.  ¿Quién puede asegurar el futuro? En el instante de mi deseo, un piano podía caerse sobre la cabeza del cumpleañero y terminar con mi proyecto a largo plazo para el homenajeado. 

Siempre me resistí a celebrar el pasado del que cumple años.  Eso ya está, pensaba. Nada que festejar.  Lo hecho, vivido.  Lo pasado, resuelto. 

¿Entonces?  Si no es el futuro, si no es el pasado, ¿qué se desea hoy, en el día de tu cumpleaños?  Incerteza. 

Aunque no.  Con la convicción de que cada día es mucho más del vivir  de lo que estoy inseguro, celebro el hoy del cumpleañero.  Es hoy.

Es lo que veo y vivo hoy. 

Te estrecho en un abrazo y te deseo un hoy como ese instante del abrazo.  Porque no puedo más.  Ni por los abrazos antes dados ni por mi deseo de muchos en el futuro.  

Es hoy.

Mi incerteza de hoy es bella tierra firme para decirte que ahora, mientras te lo digo, te deseo la felicidad de este instante.  El único que puedo vivir con vos y compartirlo. 

Es hoy mi deseo de felicidad.  Es todo. Es mucho más que invocar el pasado o pergeñar el futuro.   Felicidades hoy

Para vos (y los que quieran), AB