Un nuevo informe del Instituto de Tecnología de UADE sobre los hábitos alimentarios y de actividad física durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Como resumen rápido:
Mas del 80% de las personas encuestadas ha salido de su domicilio al menos una vez y se observa un incremento en las salidas como forma de despejarse.
Uno de los cambios de comportamiento que se ha visualizado durante el aislamiento es el comer por aburrimiento, el cual se ha incrementado durante el periodo analizado (30% a 64%).
La utilización de los servicios de entrega de productos a domicilio y de comida lista casi se duplico entre los relevamientos (34% a 59%).
Un cuarto de los encuestados ha requerido una mayor cantidad de dinero para comprar alimentos y bebidas y ha disminuido la racionalización de alimentos.
Se ha reducido la cantidad de personas que realizan alguna actividad física. Menos de la mitad de los que realizaban habitualmente actividad física continúan realizándola en el contexto actual.
El Instituto de Tecnología UADE (INTEC) llevó adelante un estudio para conocer los hábitos de alimentación y actividad física durante el período de aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO) en la Ciudad de Buenos Aires y Conurbano Bonaerense.
Las encuestas estuvieron principalmente enfocadas hacia residentes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires de nivel socioeconómico medio y medio-alto. Se alcanzó un total de 2.286 respuestas, 1.063 respuestas entre el 31 de marzo y 9 de abril, durante la primera etapa del ASPO y 1.223 entre el 13 de abril y el 10 de mayo que corresponden a la segunda etapa del ASPO. Las respuestas provienen de residentes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (54%) y el Conurbano Bonaerense (46%) y son mayoritariamente personas de nivel educativo universitario finalizado o en curso (78%), que en su mayoría tiene trabajo en relación de dependencia (45%) o estudian (30%) como actividad principal y el promedio de edad es poco más de 32 años. Solo el 13,3% de los encuestados padece alguna enfermedad que requiera de una alimentación específica.
La investigación mostró que más del 80% ha salido al menos una vez de su domicilio durante el periodo analizado. Los que salieron, en promedio lo han hecho, tres veces por semana. Se observa una leve reducción en la cantidad de salidas semanales entre ambos periodos.
Durante la segunda etapa, la proporción de personas que no había salido de sus domicilios se redujo y se incrementó fuertemente la proporción de gente que salió entre una y dos veces por semana, pasando del 28 al 43%. A su vez se redujo la proporción de personas que salieron entre 3 y 4 veces (29% a 12%) pero se incrementó las que lo hicieron más de 4 veces (de 18% a 25%).
Los principales motivos de las salidas han sido en ambas encuestas tener que realizar compras por falta de comida y la necesidad de comprar productos frescos. Sin embargo, se observa un incremento en las salidas como forma de despejarse (de 15 a 22%)
Se observa un gran compromiso con la higienización de los productos comprados, el 90% de los encuestados ha sanitizado los productos adquiridos en ambos relevamientos.
El uso de la entrega a domicilio aumentó tanto para el delivery de alimentos listos para consumir como para las compras de otros productos.
Con el aumento del tiempo libre debido al aislamiento más de la mitad de los encuestados han realizado preparaciones que no solían realizar habitualmente. Este hábito se ha incrementado con el pasar de los días de cuarentena pasando de 64.3% a 75.3%.
Uno de los cambios de comportamiento que se han visualizado durante el aislamiento es el comer por aburrimiento Durante el primer relevamiento, uno de cada tres encuestados ha manifestado que comía por aburrimiento, mientras que en el segundo lo hacen 2 de cada 3 encuestados.
El agua ha sido la bebida más elegida en ambas etapas de relevamiento (en un 65% y un 63.2% respectivamente). El alcohol como bebida preferida no superó el 2,5 % de la población encuestada. Entre las bebidas alcohólicas más elegidas se encuentran el vino y la cerveza con más del 40% y 30% respectivamente.
El mate es la infusión preferida entre los encuestados y más de la mitad de quienes toman mate lo comparten con las personas que conviven. Si bien en el primer relevamiento la mitad lo compartía, en el segundo 2 de cada tres personas lo comparten.
Durante la primera etapa del aislamiento casi un cuarto de los encuestados racionalizó sus alimentos, principalmente por la incertidumbre acerca de la duración de la pandemia y por causas relacionadas al dinero. Sin embargo, en el segundo relevamiento la cantidad de personas que racionalizó sus alimentos disminuyó. En ambas etapas un 25% respondió haber requerido una mayor cantidad de dinero para la compra de alimentos y bebidas.
El 60% de los encuestados tenía el hábito de realizar actividad física previo al aislamiento. Sin embargo, poco más de la mitad (54%) ha vuelto a realizar alguna actividad física durante el primer relevamiento y en la segunda etapa dicha participación ha bajado 5 puntos porcentuales.
El uso de internet para la realización de actividad física fue cercano al 40% de los encuestados, manteniéndose constante en ambas encuestas. Sin embargo, el uso de la tecnología para compartir una comida con familiares y/o amigos aumentó de un 21% a 28%.
Conclusiones:
En el transcurso del aislamiento, son muchos los hábitos que se han visto modificados. En lo que se refiere a la alimentación, el aumento del tiempo libre lleva a las personas a pasar más tiempo en la cocina, elaborando preparaciones que no solían preparar y comiendo más por aburrimiento.
A medida que los días en cuarentena se incrementan el pedido de alimentos por delivery aumenta, como así también el consumo de alcohol.
El hábito de compartir el mate era realizado por casi la mitad de los que lo toman en el primer relevamiento, aumentando a dos de cada tres tomadores en el segundo.
La incertidumbre respecto a la disponibilidad de alimentos y la posibilidad de compra parece ser que ha disminuido ya que la cantidad de personas que declararon racionalizar sus alimentos se ha reducido.
La extensión del aislamiento ha generado que las salidas a realizar compras de alimentos se hayan mantenido, no solo por la necesidad de abastecimiento sino también como una instancia de recreación. Menos personas se han mantenido dentro de sus hogares.
Por último, las personas están utilizando la tecnología para compartir almuerzos o cenas con familiares y amigos con más frecuencia.
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