En el diario El Mundo se analiza una dolencia poco analizada: la intolerancia a la fructosa (https://www.elmundo.es)
Vale la pena conocer más del tema para consultar con los médicos
La intolerancia a la fructosa es la aparición de síntomas digestivos (dolor e hinchazón abdominal, borborigmos o sonidos abdominales, diarrea explosiva…) en pacientes con malabsorción de fructosa.
Respecto a su clasificación, David Marín, especialista en Aparato digestivo del Hospital Vithas Parque San Antonio (Málaga), dice que “podemos dividir las intolerancias a la fructosa en primarias y secundarias. Las primarias se deben a un fallo del transportador de la fructosa de la mucosa intestinal y tienen una base genética; mientras que las de origen secundario son debidas a una enfermedad intestinal de base (celiaquía, enfermedad de Crohn, gastroenteritis, etc.) que altera el borde en cepillo de la mucosa intestinal”.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas más comunes son la distensión abdominal, acompañada de sensación de plenitud, dolor abdominal, flatulencias y diarrea explosiva. El tiempo de aparición de los síntomas tras la ingesta de la fructosa es variable y depende, entre otros factores, de la velocidad del tránsito intestinal, la sensibilidad intestinal, etcétera.
El diagnóstico se confirma mediante la realización un test de aliento con hidrógeno espirado. Se van tomando muestras de aire en espiración cada 30 minutos durante un periodo de tres horas, habiendo realizado 24 horas antes una dieta sin residuos. El paciente tampoco podrá tomar antibióticos durante siete días, ni laxantes durante entre 24 y 48 horas.
Marín cuenta que, “al ser una enfermedad infradiagnosticada, los pacientes acuden a la consulta después de años de síntomas achacados a gases. De hecho, una tercera parte de los pacientes con diagnóstico de síndrome de intestino irritable padecen de intolerancia a la fructosa. Otro dato llamativo: se estima que entre el 40 y el 60% de la población adulta presenta intolerancia a la fructosa, si bien los síntomas pueden haber comenzado en la infancia”.
¿Todas las frutas tienen fructosa? ¿Cuáles contienen mayor cantidad?
Todas las frutas tienen fructosa en mayor o menor medida, explica Marín. “Las que tienen mayor cantidad son los dátiles, las peras, las manzanas, las cerezas, las chirimoyas y las uvas, y las que menos son los aguacates, los mangos, los cocos y las papayas”.
¿El grado de madurez de una fruta influye en su contenido en fructosa?
Cuando la fruta está madura el contenido de sacarosa (disacárido de glucosa y fructosa) aumenta, por lo que parecería recomendable tomar la fruta más verde, si bien en la práctica clínica la respuesta es muy variable.
¿Qué otros alimentos contienen una elevada carga de fructosa?
Las mermeladas, la jalea real, la miel, el chocolate, el dulce de membrillo, los refrescos azucarados y el alcohol se encuentran entre los alimentos con mayor carga de fructosa.
Recomendaciones nutricionales para estos pacientes
El especialista en Aparato digestivo aconseja que, una vez que haya sido descartada alguna enfermedad de base que justifique esa intolerancia a la fructosa y que precise un tratamiento específico (celiaquía, enfermedad de Crohn…), es recomendable -si el paciente no mejora clínicamente- descartar otras causas que puedan asociarse con frecuencia, como son la intolerancia al sorbitol o el sobrecrecimiento bacteriano intestinal (SIBO). En ocasiones, una dieta baja en Fodmap (ciertos carbohidratos fermentables) puede recomendarse durante un periodo de tiempo para mejorar los síntomas.
Marín concluye que, “hoy en día, no existe tratamiento farmacológico, por lo que el paciente debe realizar la dieta con bajo contenido de fructosa, si bien la percepción de los síntomas es muy variable entre unas personas y otras. Para prescindir de alimentos ricos en fructosa, el médico le proporcionará un listado de alimentos clasificados según su contenido. Además, el consejo de un nutricionista puede ser de gran ayuda”.
Fuente: el mundo.es
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