Publicado en el diario La Capital de Rosario
“Una cosa es que yo me modere en las formas. Otra, que cambie de opinión”. Javier Milei les dijo esto a un par de colaboradores cuando le preguntaron si por estos días había cambiado su estrategia con la “casta”.
Desde su discurso del 1 de marzo ante la asamblea legislativa, algunos creen ver una segunda etapa del modo de “hacer política” el presidente. Pidió disculpas al expresidente Fernández y moderó su adjetivación implacable. En el Congreso no recurrió a la generalización innecesaria de “nido de ratas”. No se privó de decirles “mucho de ustedes se han enriquecido” o “algunos de los aquí están ha sido cómplices de la corrupción”, pero pareció contenerse. Fue quirúrgico cuando reservó la sentencia inapelable de “jinetes del fracaso” para sindicalistas K, el propio Máximo y su contrincante electoral. Su bombardeo de admoniciones fue selectivo. ¿Esto puede aplicarse al resto de su gestión? ¿Se puede imaginar a Milei recurriendo a los canales habituales de dialogo más tradicionales de la política argentina? Parece difícil. Porque no está en su naturaleza. Y ya se sabe que los líderes pueden cambiar de ideología. No su temperamento.
El presidente habla y explica sus posiciones, acompañado, siempre, de un montoncito de hojas A4 en el que dibuja. Los que lo frecuentan, bien pocos y selectos, se encargan de explicar que se apoya en sus argumentos trazando líneas, dibujando círculos y espacios geométricos. “La mayoría está acostumbrada a decidir hacia adelante. Mi técnica es decidir de atrás para adelante”. Cada vez que Milei tiene un tema a resolver diseña un árbol de decisiones. Esta es una praxis muy conocida para barajar posibilidades que se utiliza en un amplio espectro que va desde la inteligencia artificial hasta la economía. Se basa en la construcción de vectores, ramas, que suponen las consecuencias de una decisión. Una rama sigue el recorrido de una eventual decisión positiva. Otra rama, la contraria. En un momento, surge la “Poda” de ramas. Elegida la opción, se recorre hacia atrás los pasos cumplidos hasta llegar al “Nudo” que originó la controversia y se repiten los actos que llevarán hasta el final. Milei dibuja árboles. Y explica.
El actual inquilino del sillón de Rivadavia -expresión que ama utilizar- cree que ha conseguido en tres meses lo que se había propuesto en 4 años. “No hay antecedente de esto. No te hablo antecedente nacional. Te digo que no hay antecedente en el mundo de semejante resultado”, dice en off uno de los ministros del ejecutivo. “Equilibrio financiero en un mes, aumento de reservas en casi 10 mil millones, caída de la brecha con el Blue récord y descenso del riesgo país estrepitosa”, agrega eufórico. “Algunos pueden decir que enchufamos más la licuadora que la motosierra. Pero los dos aparatos funcionan como se prometió en campaña”, se anticipa cuando se lo consulta sobre los costos. ¿Se confió en campaña que había dos enchufes, una para motosierra y otro para licuadora? Este último electrodoméstico fue poco mencionado
Ahora bien: ¿A qué costo este logro? Más pobreza, más pérdida del poder adquisitivo de la mayoría, más transferencia de recursos. En la última reunión de gabinete, el sector “paloma” de los ministros -Francos, Cúneo, entre otros- insinuó ese reclamo. Los más duros -Mondino, Caputo- y los gurkas -Bullrich y el propio Milei, sentados sin orden de prelación, escucharon de Sandra Pettovello, una incondicional del presidente, cálculos comparativos. “Estamos poniendo sobre la mesa la cuenta de la fiesta de los que se fueron. Un jubilado cuando estaba Massa de Ministro cobraba 80 dólares. Hoy, casi 200. Duplicamos AUH, útiles escolares y cuotas para las escuelas”, habría dicho. Otro ministro exhibió una encuesta de un especialista que suele trabajar con el PJ mostrando que sigue siendo alto el apoyo al presidente que se resume en un “sé que hay recesión y que la paso mal. Pero tengo todavía una cuota de ilusión”. El ministro que prefiere hablar en off no es muy proclive a escuchar que la inflación desatadas comió lo que se puso enfrente y que esa tolerancia tiene un límite. Fino. Muy fino. Y que el filo de la navaja está a simple vista.
Con la reunión con gobernadores se mostró su modo más puro. Nula interacción con todos salvo con los dirigentes de Santa Fe a quien respaldó con su cuerpo por la tragedia de seguridad de Rosario y les dijo que no descarta usar las fuerzas armadas, aprovechando una ventana de la ley de seguridad interior que le acercaron. La sobreactuación de Patricia Bullrich de hace unos días celebrando la baja de la criminalidad en la segunda ciudad del país quedó más envuelta en una innecesaria humareda demagógica. Un error de la ministra que ahora presidente el comité de crisis y deberá mostrar hechos.
Milei no está dispuesto a ceder su twitter. NI su hermana, impactante sombra política y tamiz inapelable de sus decisiones, conseguirán sacarle lo que él considera en su voz en primera persona de ciudadano común. No hay forma de que pueda creer que siendo el primer magistrado su voz ilumina y oscurece con una potencia desigual a quien menciona. La pelusa del durazno de estas lides no le preocupan. Aquí también hubo dibujos de sus árboles para saber que rama conducía a su resultado. Podó toda chance de evitar la confrontación.