LN23-04-2020- Hay cosas que no hay que explicar. Cuando tenés que explicar que el agua moja estás en complicaciones. El agua moja. El Congreso tiene que estar abierto. La Justicia tiene que estar abierta. Por lo menos en una república. Si querés que tengamos otro sistema, bueno. ¿Querés tener el sistema de Corea del Norte donde el señor Kim decide lo que quiere? Está fantástico. Otro día haré un comentario de la Justicia. Pero es el último poder del Estado que tiene resabios monárquicos, privilegios monárquicos: creen que no tienen que hablar con la gente, creen que pueden seguir hablando difícil y que no se les entienda, creen que solo se pueden expedir a través de la sentencia. No todos, pero hay todavía una cuestión vigente.
Ahora, bien, que el poder legislativo esté cerrado es inexplicable. Creo que pasa por dos cosas. Primero porque efectivamente a los poderes ejecutivos en Argentina -y Alberto Fernández no escapa a esta situación- les encanta conservar el poder. Algunos con buenos fines. No dudo del buen fin de Alberto Fernández, que ha hecho en materia sanitaria una gran presidencia. El presidente Alberto Fernández, convocando a los expertos que ha convocado y tomando decisiones en base a ellos, ha tomado una gran decisión. Chapeau por lo que hizo.
Después de esta primera situación de emergencia, que solo el presidente tome decisiones y no se someta al control y a la opinión distinta del Congreso es muy preocupante. Acá me pongo gorila. No voy a explicar que al peronismo le encanta coquetear con la autocracia. Hay que ir a la historia. ¿Tengo que recordar que la vicepresidenta actual insistía con “formen un partido y ganen las elecciones” o con “una lapicera los jueces me discuten mis decisiones” olvidándose que eso es el control constitucional del poder? Esto pasa. Lo que sucede con el Congreso cerrado es estricta responsabilidad de los legisladores. Llevan cinco semanas y cuatro días de cuarentena y ayer el diputado Mario Negri pidió que abrieran el Congreso. Con una paradoja inexplicable: pidió que lo abrieran desde su casa.
Un diputado me dijo que leyó por los diarios que el Congreso estaba cerrado y no fue. “Estoy en cuarentena”, me dijo. Diputados, son tareas esenciales. ¿Tengo que explicar que el agua moja? ¿Tengo que explicar que está dentro de lo que se considera tareas esenciales defender la división de poderes de una república? Che, vayan al Congreso. Te argumentan que “no podemos venir porque tendríamos que hacerlo en auto desde La Rioja”. ¿Y? Vengan. ¿O a la cajera de supermercado le preguntan cómo tienen que ir a trabajar? ¿Cuando juraron defender la república no se enteraron que podíamos entrar en emergencia? Vengan en auto, bánquense 18 o 24 horas de viaje con las condiciones de distanciamiento social e higiene de las manos y vengan al Congreso. ¿Qué es esto de hablar golpéandose el pecho diciendo que el Congreso está cerrado cómodamente sentados en el sillón de su casa y cómodamente sentados en la tranquilidad que del 1 al 15 cobran la dieta?
¿El peronismo tiene vocación de concentrar todo el poder? Sí. ¿La oposición tiene vocación de ser vaga? Tiene. No sean vagos. Ayer un diputado que me escribió me dijo “si voy a Buenos Aires cuando vuelva a mi provincia me tengo que quedar en cuarentena”. No vuelvan a sus provincias hasta que pase la cuarentena. ¿Sabés cuánta gente está separada de su familia? ¿Por qué tienen que tener privilegios? Y si tienen que hacer cuarentena, hagan cuarentena. ¿Desde dónde nace que los diputados y senadores tiene solamente privilegios y no obligaciones? La vicepresidenta de la Nación cerró el Senado. ¿Desde cuándo tiene esta facultad?
Para debatirle a Cristina Fernández, que cerró el Senado, los 72 senadores -o al menos los opositores- tienen que ir, sentarse y pedirle que lo abra. Si no se puede sesionar porque no se cumple el distanciamiento físico, sesionen en otro lado. Sergio Massa dijo que iban a sesionar en un gimnasia apenas empezó todo esto. ¿Y?
Mario Negri, quien me parece un tipo fenomenal, inteligente y útil para la política, ayer firmó una nota en nombre del interbloque de Juntos por el Cambio. Decía: “Pedimos por nota que abran el Congreso”. Y después en el expediente, no en la nota, le piden que le garanticen los hoteles y el alojamiento a los diputados. ¿Qué le garantizan a los cajeros de los supermercados, a los empleados de los cementerios, a los camioneros, a los médicos que están en los hospitales?
Que el Congreso esté cerrado significa una gran preocupación. Perdónenme que me venga por la república, por la división de poderes, por la legalidad, no porque dude ontológicamente que Alberto Fernández es buen tipo o mal tipo. Creo que es un muy buen tipo y que ha hecho una muy buena gestión en materia sanitaria, pero desde que hay historia en la historia la concentración de poder tiende al abuso del poder. Vengan los diputados, laburen, hagan algo, siéntense acá y no cacareen desde sus casas cobrando la dieta con toda tranquilidad. Que haya cierre del Congreso por voluntad de concentración de poder del ejecutivo y por vagancia (no me sale otro término) de los diputados es muy preocupante.
Me pueden decir que están preocupados por no contagiarte, por conseguir alcohol en gel, por pagar los impuestos. Es verdad. Pero si solo nos quedamos en lo inmediatamente preocupante, nos olvidamos del final bosque que es que en la Argentina no nos salieron bien las opciones de concentración del poder. Nunca. Y hablo de democracia. Cuando pensamos en darle los superpoderes a los anteriores jefes de gabinete no nos fue muy bien. Querría alguna vez que el artículo 16 de la constitución que dice que todos somos iguales ante la ley aplicase para los servidores públicos. Me aburrí de decirles funcionarios públicos a los diputados: son servidores. Cuando dijeron “sí, juro”, aparte de ganar bien y tener un trabajo notorio, tienen que bancarse que en una emergencia deben dejar sus casas, venir acá, bancarse la cuarentena y ponerse a laburar. Eso para mí se llamar república y una democracia. Perdón el anacronismo.
Editorial en Radio La Red
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